domingo, 14 de octubre de 2018

Recomendación para el cuido del adulto mayor en fase terminal

Función cuidadora. 
El desarrollo del cuidado al paciente con una enfermedad terminal, debemos contemplarlo en tres vertientes:

– cuidados básicos generales: encaminados a proporcionar al paciente el máximo confort en cada momento (cuidados de la piel, eliminación, reposo, sueño, ....)

– cuidados preventivos: su fin es evitar los problemas que suelen desarrollar con frecuencia estos pacientes (bucales, estreñimiento, sangrados y entre los emocionales: miedo, ansiedad, tristeza, ....)

– cuidados sintomáticos: son aquellos que se realizan para intentar resolver o paliar los estados patológicos que van apareciendo (micosis, úlceras, anorexia, constipación abdominal, disnea, ....)

Función protectora o de garante

– Mantener un ambiente seguro, se encarga de prevenir lesiones y protege al paciente de efectos adversos relacionados con el tratamiento, las técnicas, etc.

– Defiende los derechos humanos y legales del paciente y le ayuda a ejercer esos derechos en caso necesario. Teniendo el horizonte del Principio de Autonomía, como eje del cuidado.

La realidad del cuidar con cuidado al paciente que sufre una enfermedad terminal debe fundamentarse en el aprecio y reconocimiento de la dignidad y valor de la persona enferma.

¿Qué se puede aprender del cuidado a una persona en fase terminal de su enfermedad y cercana a la muerte?

Siguiendo el apartado de los cuidados enfermeros del libro Avances de los Cuidados Paliativos:

– A descubrirlos, superando nuestros prejuicios y temores ante el proceso de morir y la muerte.
– A escuchar, no solo a oír, a darles la información adecuada a la que solicitan, sin mentiras añadidas.
– A estrechar la mano hasta el final.
– A permanecer serenos frente al sufrimiento y la muerte.
– A reflexionar y pensar en los que nos resultaron difíciles de soportar y cuya muerte nos causó alivio.
De la misma manera que damos, recibimos y si estamos en disposición para ello, nos enseñarán lo que necesitamos aprender, para lograr “cuidar con cuidado”.



Reflexión final
Poesía de León Felipe


BERTUCA

En tu agonía, amor.
¡CUÁNTO le costó a la muerte apagarte los ojos!
Sopló una vez,
dos veces,
tres veces –¡bien lo vi!–
y tus ojos siguieron encendidos.
Alguien dijo:
Ya no tiene ni sol ni sal en las venas
y los ojos no se le apagan.
Yo llegué a pensar que no se apagarían nunca,
que quedarían encendidos
para siempre
como las alas de una mariposa de oro
eternamente abiertas
sobre los despojos de la muerte.
Al fin todo se hundió...
y tu mirada se torció y se deshizo
en un cielo turbio y revuelto...
Y ya no vi más que mis lágrimas8.

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